Pasó
como una exhalación la casa de los maestros adventistas, con su jardín florido
y un letrero en el portal: The sun shines for all.
—Fue
lo primero que aprendiste en inglés —dijo mi madre.
—Lo
primero no —le dije—: Lo único.
Pasó
el puente de cemento y la acequia con sus aguas turbias, de cuando los gringos
desviaron el río para llevárselo a las plantaciones.
—El
barrio de las mujeres de la vida, donde los hombres amanecían bailando la
cumbiamba con mazos de billetes encendidos en vez de velas —dijo ella.
Las
bancas del camellón, los almendros oxidados por el sol, el parque de la
escuelita montessoriana donde aprendí a leer. Por un instante, la imagen total
del pueblo en el luminoso domingo de febrero resplandeció en la ventanilla.
—¡La
estación! —exclamó mi madre—. Cómo habrá cambiado el mundo que ya nadie espera
el tren.
Entonces
la locomotora acabó de pitar, disminuyó la marcha y se detuvo con un lamento
largo. Lo primero que me impresionó fue el silencio. Un silencio material que
hubiera podido identificar con los ojos vendados entre los otros silencios del
mundo. La reverberación del calor era tan intensa que todo se veía como a
través de un vidrio ondulante. No había memoria alguna de la vida humana hasta
donde alcanzaba la vista, ni nada que no estuviera cubierto por un rocío tenue
de polvo ardiente. Mi madre permaneció todavía unos minutos en el asiento,
mirando el pueblo muerto y tendido en las calles desiertas, y por fin exclamó
aterrada:
—¡Dios
mío!
Fue lo único que dijo antes de bajar.
Gabriel García Márquez
Vivir para contarla
2002
8° MARATÓN DE LECTURA
Jueves 23
de Abril de 2015
Uno es los libros que ha leído, la pintura que ha
visto, la música escuchada y olvidada, las calles recorridas. Uno es su niñez,
su familia, unos cuantos amigos, algunos amores, bastantes fastidios. Uno es una
suma mermada por infinitas restas.
6 ° Maratón de Lectura
BOAR-CHILAC
28 de Mayo
de 2014.
5° Maratón de lectura
BOAR-CHILAC
Jueves 28 de noviembre de 2013
NUESTRA
META LEER 15 LIBROS
Los
bandidos de rio frio.
El retrato
de Dorian Grey.
Metamorfosis.
Los
miserables.
Corazón,
diario de un niño.
El conde
de Montecristo.
Diario de
Ana Frank.
Frankenstein.
Marianela.
Hamlet.
Sueño de una noche de verano.
Romeo y Julieta.
Otelo.
Macbeth.
Antonio y Cleopatra.
4º
MARATON DE LA LECTURA
En sus marcas, listos….
!todos a leer¡
23 DE ABRIL 2013
3er maratón de la lectura.
7 de Diciembre del
2012
Medio
pan y un libro
Federico García Lorca.
No sólo de pan vive el
hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un
pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente
a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las
reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos
los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos
del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio
del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.
Yo tengo mucha más lástima
de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un
hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas
frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una
terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita, ¿y
dónde están esos libros?
¡Libros!, ¡libros! He aquí
una palabra mágica que equivale a decir: “amor, amor”, y que debían los pueblos
pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne
escritor ruso, Fiódor Dostoyevski, padre de la Revolución rusa mucho más que
Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes
y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita, pedía socorro en carta a su
lejana familia, sólo decía: “¡Enviadme
libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!”.
Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua, pedía libros,
es decir horizontes, es decir escaleras para subir a la cumbre del espíritu y
del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por
hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha
dura toda la vida.
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